jueves, 17 de mayo de 2012

Cuando Todo Vale La Pena

El sudor recorría todo mi cuerpo.
Era una noche muy tranquila y de clima muy fresco.
Sufría de un dolor inaguantable en la espalda.
Cerraba fuertemente mis puños y mis ojos.
De rodillas y con la frente apoyada en el suelo.
Era como si mi alma se quemara por dentro
Y mi cuerpo se dividiese en dos
Me quité la ropa y comencé a gritar.
A aclamar por que el dolor se detuviese.
Dos grandes púas de hueso surgen de mis homóplatos.
Desgarrando la carne salió a la luz.
Estaba solo en el bestíbulo de mi mansión.
Las luces de las velas se apagaron de repente.
Las púas crecieron y de ellas,
Grandes ramificaciones, tambien dolorosas.
Entonces el dolor ya era muy agudo.
La carne desgarrada comenzó a crecer.
Cubrió gran parte de los huesos recién surgidos.
Mi piel se partía en miles de pedazos
Y cubría la carne nueva en mi espalda.
Luego, todo se incineró de la nada.
Mi cuerpo ardía en llamas.
El dolor ya no lo aguantaba.
Mis gritos de horror llenaron la Mansión.
El sudor parecía alimentar el fuego.
Mis ojos se quemaron con la última llama...
Eso fue todo...
El dolor se había ido.
Yo, en el piso, bajo un enorme manto de oscuridad.
Abrí mis ojos, enrojecidos por el fuego
Y me elevé a los cielos.
La sangre había comenzado a fluir de nuevo.
Ahora era un vampiro diferente.
Un Vampiro Alado.
Con alas negras quemadas por el accionar del fuego.
Poseía más fuerza, más poder y más agilidad.
Un ser inmortal al cecho en la oscuridad.

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