Son las 2 de la madrugada aproximadamente. Nahuel, como era de costumbre ya, se despedía tanto del día como de su mejor amiga Fabiana por medio de mensajes de texto. Le deseó que tenga dulces sueños y luego ambos se fueron a dormir.
Al día siguiente Nahuel y Fabiana se juntaron, como también era de costumbre, ya que estaban en vacaciones de verano. Ellos se querían mucho y se cuidaban mutuamente, pero entre ellos no existía el Amor. Ambos estaban cansados de las situaciones en sus respectivas casas. Nahuel no toleraba el comportamiento de sus hermanos, eran irrespetuosos, inquietos, gritones, y demás actitudes irrelevantes. Fabiana, por su parte, ya no aguantaba más las reiteradas discusiones entre sus padres. Era por eso que se cuidaban mutuamente el uno con el otro.
Ese 24 de Febrero, charlando sobre sus situaciones, tomaron una decisión que cambiaria sus vidas para pasar a vivir mejor. Nahuel comenzó diciendo:
_ Fabiana, yo tengo bastantes ahorros que hice con mi trabajo, y estaba pensando en usarlos para mejorar nuestras vidas.
_ ¿En qué estás pensando Nahu?
_ Estaba pensando en comprar una casa e irnos a vivir los dos ahí ¿Qué te parece?
_ ¿Qué? ¡¿Estás hablando en serio?!
_ Si, ¿Qué decís?
_ Me encanta la idea. Hagámoslo.
Entonces comenzaron a averiguar casas que estaban en venta. No querían alquilar.
Luego de mirar entre algunas opciones que tenían al alcance de la mano (porque no disponían de demasiado presupuesto para algo muy grande), optaron por una pequeña casa amueblada donde ambos iban a ser felices, alejados de todo aquello que les hacía mal moralmente. En unos pocos días ya estaban viviendo allí.
Esa noche, la primera noche que pasaban juntos, Nahuel dijo algo que volvería a cambiar las vidas de ambos. Le pidió matrimonio. Ella no sabia que decir, y entre lágrimas de tristeza y felicidad, le dijo:
_ ¡Hay! Es que no sé... Yo te quiero muchísimo Nahu, pero creo que estas exagerando.
_ ¡¿Qué?! ¡No! Pensalo... a partir de ahora, viviríamos los dos muy felices. No estoy diciendo que nos casemos por amor, sino por conveniencia. Porque por un lado, estaríamos viviendo legalmente. Y por otro lado, nuestros padres ya no podrían hacer nada una vez que lo hagamos hecho porque es un tema judicial. Ellos no tendrían más control sobre nosotros. Sé que somos un poco jóvenes todavía, pero tenemos la edad suficiente para tomar nuestras propias decisiones, tanto personales como judiciales. ¿Qué me decís ahora?
_Tenés mucha razón. Considerando que nuestros padres no nos toman muy en cuenta, pero... bueno, ¡Si! Acepto casarme con vos Nahu.
Entonces, Nahuel saca unas alianzas que había comprado ese mismo día con su último sueldo que había cobrado. Ella quedó aun más estupefacta al ver las alianzas.
Al día siguiente fueron ante el juzgado de paz, ya que él había pedido turno para el casamiento el día siguiente de haber comprado la casa. Se presentaron, se casaron, y a partir de ese momento, sus vidas quedarían unidas hasta que la muerte los separe.
Dos meses después, Nahuel se encontraba en el colegio y uno de sus profesores nota la alianza en su mano y le pregunta si ya estaba casado. Nahuel, entonces, le preguntó si era precisamente por la alianza, el profesor le dijo que si y le repitió la pregunta. Nahuel dice que no. -¿Qué no es una alianza de compromiso?- le pregunta el profesor. Nahuel le dijo que si y luego lleva su mano al cuello y saca una cadenita en la cual portaba la otra alianza. El profesor se quedó anonadado porque, más o menos, se imaginaba lo que estaba viendo. Entonces, Nahuel dice -es una larga historia-. Luego el profesor le pide que cuente la historia si es que quería y Nahuel comienza diciendo:
_ Voy a tratar de resumir esta historia para no quitarle tiempo de clases...
Habrían pasado unos veinte minutos de todo eso. Y de repente, no la escuche gritar más. En ese instante escuché un disparo. Los delincuentes se fueron de inmediato y me dejaron atado a la silla. Cinco minutos, más o menos, más tarde, llega un vecino a ayudarme y me desata. Fui corriendo hasta la habitación. Ahí estaba ella. Desnuda, golpeada y rodeada de un charco de sangre. El disparo lo recibió en la cabeza. Yo ya no podía hacer nada, entonces la tome en mis brazos, me aferré a ella y lloré por esa desgracia. Afortunadamente su alianza seguía en su mano, así que la tome y aún la conservo con esa mancha de impotencia permanente.
Tanto el profesor como los demás compañeros del aula, quedaron asombrados por esa trágica historia.
A partir de ese día, Nahuel vive con esa tristeza en el pecho, pero tratando de vivir lo más feliz que puede, con esa impotencia de no haber podido hacer nada para salvar a su mejor amiga.
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